
¿Qué es tu trabajo, que haces allá? De niño le pregunté a mi papá y, muchos años después, mis hijos me preguntaron a mí. Es una pregunta común en los niños, pues ellos quieren entender el por qué sus padres deben irse de casa todos los días, durante todo el día, en vez de quedarse a jugar con ellos.
No recuerdo muy bien la respuesta, pero si recuerdo que me pareció una lista casi interminable de actividades aburridas y, ante ello, para mis adentros pensé: Pobrecito mi Papá, ¡yo mejor voy a ser bombero!
Y es que yo intuía que mi Papá, así como los bomberos, hacía algo de gran importancia, pero con la respuesta obtenida no me pareció así. El hecho es, que el asunto me quedó dando vueltas durante varios días, pues yo no entendía como mi Papá, haciendo algo tan aburrido, podía levantarse temprano todos los días para ir a su oficina a hacerlo. Así que, quizás guiado por la inocencia infantil, decidí volver a preguntar y, como buscaba una respuesta diferente, me pareció que lo lógico era hacer una pregunta diferente:
Papá, le dije, ¿por qué vas a trabajar todos los días?
“Porque hay que pagar las cuentas y poner comida en la mesa”, me respondió, o algo muy parecido.
Y yo volví a pensar, Pobrecito mi Papá, ¡yo seguro quiero ser bombero!
Hoy pienso que la respuesta de mi Papá obedeció a una creencia con la que muchos de mi generación crecimos (de seguro otras generaciones también), una que establece que el trabajo es un medio de sustento, un medio para cubrir necesidades básicas, un medio para el crecimiento económico. No tiene que ser divertido, ni siquiera gustarte, pero debe ser hecho.
¿Es este un paradigma válido?