Mes: enero 2019

Correr o no correr riesgos, he ahí la cuestión

Por Carlos Francisco Restrepo P

Al levantarse ese día Ximena no sospechaba que los frenos de su auto iban a fallar; como no sabía nada de mecánica había sido precavida, por lo que la semana anterior a su viaje lo había llevado a su concesionario de confianza para una revisión técnico-mecánica, esto a pesar de tratarse de un carro relativamente nuevo. Al finalizar la revisión le aseguraron que todo estaba en perfecto estado y que podía viajar con toda confianza.

María y Jorge por su parte, no sospechaban que el carro de Ximena, o cualquier otro, pudiera terminar ese día, o cualquier otro, en medio de la sala de su casa, acabando con sus muebles y el televisor recién comprado. A pesar de llevar 20 años viviendo cerca de una curva a un costado de la autopista, era el primer accidente que ocurría por allí desde que ella y su marido decidieron comprar el lote y construir la casa. Luego de tantos años en aquel lugar, la experiencia les indicaba que accidentes como aquel simplemente no podrían ocurrir.

Por suerte, a pesar del susto y salvo unas leves contusiones en los brazos de Ximena, nadie resultó herido.

El informe pericial sobre el accidente, realizado por la compañía de seguros, llevó a concluir que el computador del auto de Ximena fue la causa del problema en los frenos. Sucedió un error muy poco común, provocado por una falla del proceso de fabricación, aceptable bajo parámetros Six Sigma[1], imperceptible para cualquier revisión técnica que se le hubiera realizado al vehículo. Como resultado del informe, la compañía de seguros reconoció el valor total del vehículo y por consiguiente Ximena obtuvo un vehículo totalmente nuevo.

Por otro lado, el mismo informe indicó que el sitio donde estaba ubicada la casa de María y Jorge, tan cerca de la autopista y justo en medio de una curva, era un lugar de alto riesgo de accidente y que la vivienda no cumplía los parámetros de ninguna norma constructiva aceptable; y ello sin contar que los documentos que acreditaban la propiedad del predio no estaban totalmente en orden.

Empiezo por afirmar que percibir un riesgo no significa que este en realidad exista, así como no percibirlo no significa lo contrario.