En la noche que me envuelve,
negra, como un pozo insondable,
doy gracias al Dios que fuere
por mi alma inconquistable.En las garras de las circunstancias
no he gemido, ni llorado.
Bajo los golpes del destino
mi cabeza ensangrentada jamás se ha postrado.Más allá de este lugar de ira y llantos
acecha la oscuridad con su horror.
Y sin embargo la amenaza de los años me halla,
y me hallará sin temor.Ya no importa cuan estrecho haya sido el camino
ni cuantos castigos lleve a mi espalda:
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.
En mi parecer el poema Invictus, escrito por William Ernest Henley, que inspiró y dio fuerza a Nelson Mandela mientras estuvo en prisión, resume de manera muy profunda la verdadera esencia y significado de la libertad, desde la perspectiva más humana posible, la del espíritu.
El poema, y más fuerte aún, el testimonio de vida de Mandela, muestran que aun quien está preso puede tener la libertad: La libertad de elegir; puede elegir la actitud con la que enfrenta su situación, puede elegir aprender, puede elegir crecer interiormente, puede elegir perdonar, puede elegir ser responsable de sí mismo, puede elegir la forma con se relaciona con los demás, puede elegir fortalecer su mente, cuerpo y su espíritu, puede elegir ver la luz aún en la oscuridad más profunda.