Navegando en medio de la incertidumbre

Por Carlos Francisco Restrepo P

Creo que enfrentar crisis es parte natural de ser empresario, algo inherente a la gestión. Muchos hemos tenido que vivir la pérdida de un cliente clave, o la fuga de información estratégica, o la partida de un empleado destacado, o el rechazo de un inversionista deseado e incluso quiebras y cosas peores. Si bien el COVID es una experiencia nueva para todos, de alguna forma solo es una crisis más.

Lo que pasa con las crisis es que representan peligro, y en ocasiones se trata de un gran peligro, pues tienen la capacidad no solo de desestabilizar, sino de destruir. Así que existe la posibilidad de salir mal librado, o simplemente no salir de ello. En consecuencia, resulta natural que las evitemos, pues nadie quiere vivir circunstancias difíciles y mucho menos poner en riesgo lo que con tanto esfuerzo hemos construido y logrado.    

Por supuesto una quiebra o un terremoto, y ahora el freno de la economía producido por el Covid 19, son circunstancias peligrosas, duras y difíciles de vivir. Pero al mismo tiempo de ellas puede surgir la posibilidad de aprender y, en muchos casos, tales situaciones conllevan oportunidad, de hecho, podrían ser la clave para evolucionar, reinventarse y salir fortalecidos.  Quizás es por ello por lo que el ideograma chino que representa la palabra crisis está conformado a su vez por otros dos ideogramas: problema y oportunidad.

Ahora bien, tal vez uno de los efectos de las crisis más difíciles de afrontar es la incertidumbre.

Y es que la incertidumbre es como la niebla, dificulta ver hacia adelante y nos llena de dudas. Tememos a la incertidumbre porque nos mueve el piso. Mas, ¿por qué temer y rechazar algo que nos hace estar más alerta e impulsa a ser más creativos, que nos hace explorar nuevos territorios, descubrir nuevos caminos, buscar alternativas, romper las barreras de nuestro conocimiento, ensayar nuevas ideas y superarnos a nosotros mismos? Así ha sido a lo largo de la historia y así será en el futuro, la incertidumbre saca a flote todas nuestras posibilidades y nos hace evolucionar.

Es en tiempos de incertidumbre cuando más fé deberíamos tener, en nosotros mismos, en nuestras capacidades, en nuestra voluntad de salir adelante y en lo grande de la vida. Tal fé nos dará alas. Y si tenemos alas para volar, ¿que importancia podría tener el que nos muevan el piso? ¿que podría limitarnos? Solo el miedo de liberar todo nuestro potencial. Deberíamos amar la incertidumbre en vez de rechazarla, es claramente uno de los mejores inventos de Dios.

Más allá de la perspectiva filosófica que acabo de proponer, cabe preguntarse ¿cómo afrontar la incertidumbre provocada por una crisis como la actual para no dejarse rendir, para seguir adelante o, más aún, para revelar las oportunidades que conlleva la crisis y sacarles provecho? ¿Sobre todo si uno es empresario?

Hemos dicho que la incertidumbre es como la niebla, dificulta ver hacia adelante, así que, emulando a los marinos, hay que aprender a navegar en medio de la niebla (o de la incertidumbre). Manfred Max Neef, el recordado economista chileno ganador del Right Livelihood Award en 1983 (también conocido como el nobel alternativo de economía), diría que hay que derivar en estado de alerta.  Yo a eso, le añadiría que además es necesario tener una clara visión de futuro a la cual aferrarnos.

Pero claro, decirlo es más fácil que lograrlo, sobre todo cuando hay mucha presión encima. Esto porque algo que hay que entender es que ningún empresario logrará navegar en la incertidumbre a no ser que la persona en sí, independiente de su rol, logre superar sus propias dudas y temores, así que, antes de definir cómo sacar su organización adelante, el empresario debe encontrar en sí mismo la actitud adecuada, aquella que permitirá ver las cosas con mayor serenidad y más objetivamente, tomar mejores decisiones, más pausadamente y con mayor sabiduría, esa que le evitará caer en la desesperación o al menos le ayudará a superar tal desesperación y le permitirá ver el futuro con optimismo.

Para encontrar dicha actitud, la clave radica en enfocarse en lo positivo, así sea poco, o, evocando una famosa película de Will Smith, en encontrar aquella belleza inesperada que está ocultándose tras la situación.

Yo ya hice esta reflexión para mí y me di cuenta que más allá de la incertidumbre, la angustia y limitaciones que la crisis por el Covid19 ha traído, sin duda alguna también ha sido rica en bendiciones. Yo he recibido muchas.

  • Me ha dado oportunidades: la oportunidad de ayudar a otros, de animarlos, brindarles seguridad y acompañarlos; de cuidar de mi mamá, de disfrutar con mi esposa y mis hijos y de pasar tiempo con mis grandes amigos.
  • Me ha dado tiempo: Para pensar, reflexionar y crear; para meditar y ejercitar la paciencia; para leer, escuchar música, hacer ejercicio y cocinar.
  • Me ha retado: A encontrar nuevos caminos; a abrirme al cambio y considerar alternativas diferentes; a aprender el uso de nuevas tecnologías y nuevas maneras de trabajar; a ser más eficiente y distribuir mi tiempo de forma más equilibrada, sin dejar nada a medio hacer; a buscar variedad y no caer en ese tipo de rutina que aburre y agobia.
  • Me ha conmovido: Pues he visto valor y entrega de los médicos y de los trabajadores de otros servicios esenciales, he visto fe en el futuro, colaboración y armonía, solidaridad y generosidad, creatividad y esfuerzo, compasión y amor.

Por supuesto que deseo que pronto se encuentre una solución para esta crisis y se ponga fin a la Pandemia, por la salud y el bien de mi familia, de mi empresa, de mis amigos y de todas las personas. Más quisiera que quedaran los aprendizajes.

No sé cómo termine todo, pero al enfocarme en lo positivo me es difícil no estar agradecido, no solo por las bendiciones recibidas, sino por la evolución que conlleva. Claramente le he encontrado sentido a la situación.

En mi caso, encontrar la actitud apropiada me ayudó a pensar con serenidad y, en mi rol como empresario me llevó a hacer preguntas relevantes. ¿Qué cambios conlleva esta crisis para Maximizar? ¿Cómo debe evolucionar nuestra forma de relacionarnos y de trabajar? ¿Cómo deben cambiar nuestras metodologías o cómo podemos adaptarlas? ¿Cómo cambian las necesidades de nuestros clientes? ¿Qué nuevos espacios se están abriendo en el mercado? ¿Qué nuevos mercados se nos están presentando y podríamos explorar? ¿Cuáles de nuestras capacidades podrían ser más provechosas ahora? ¿Qué nuevos servicios podríamos ofrecer o qué cambios deberíamos hacer en la forma de prestar nuestros servicios? ¿Cómo reducimos costos sin afectar a nuestros colaboradores y sin afectar la calidad de nuestras intervenciones? ¿Cuáles son los escenarios probables y cómo nos adaptamos a dichos escenarios?

Y por supuesto no nos quedamos en las preguntas, trabajamos intensamente en las respuestas.

Al hacerlo, abrimos la puerta hacia el uso de nuevas tecnologías y obtuvimos la disposición para empezar a usarlas, para experimentar con ellas y ver cómo funcionaban las cosas. Nos llevó a un mundo que hasta ahora era desconocido para nosotros y nos abrió los ojos.  De hecho, éramos de los que creíamos que nuestro trabajo solo podía hacerse en forma presencial, interactuando físicamente con nuestros clientes.

Hoy, si bien somos el mismo equipo, a la vez nos convertimos en una empresa diferente. No hemos perdido capacidades, pero si hemos ganado otras, estamos compartiendo información como nunca antes, relacionándonos intensamente con nuestros clientes, tal vez más intensamente que en ninguno de nuestros 13 años anteriores, y hemos ampliado nuestra oferta de servicios. Claramente rompimos varios de nuestros propios paradigmas.

Pero claro, lo esencial no ha cambiado, mantenemos la firmeza en nuestros valores, seguimos creando conocimiento y compartiéndolo abiertamente, seguimos obsesionados con la calidad de lo que hacemos y más que crear transacciones continuamos con la convicción de construir relaciones.  Y estamos trabajando a todo vapor, con gran entusiasmo y con mucho optimismo hacia el futuro, totalmente comprometidos con el propósito que nos inspira y la visión que nos guía.

No obstante, el cambio llegó para quedarse. Bienvenido el cambio[1].


[1] Fuente Fotos: https://unsplash.com/

0 comentarios

Deja una respuesta