Existe un cierto tipo de líder que tiene gran fuerza, que tiene la capacidad de transformar corazones, organizaciones e incluso naciones. Se trata de un tipo particular de liderazgo, que entrega algo en qué creer y crea las condiciones para hacerlo realidad.
Es un tipo de líder que cambia la percepción de las personas acerca de sus propias realidades, pues es perseverante, alienta esperanzas, y muestra valor ante las dificultades, haciendo que lo que parecía imposible ahora parezca posible; un líder que influencia una actitud propicia al cambio, porque se compromete a fondo; un líder que motiva a la acción porque actúa con total coherencia y se mantiene firme en la adversidad. Estamos hablando de un líder que lidera desde el propósito.
Este tipo de liderazgo no es algo nuevo, existen muchos casos ampliamente conocidos: Mahatma Gandhi, Nelson Mandela, Martin Luther King, entre otros, quienes dedicaron su vida a servir un propósito de gran importancia.
No necesariamente el líder que lidera desde el propósito es quien define el propósito, y sin embargo lo apropia, lo robustece y lo pone en su debido lugar, creando las condiciones que lo hacen realidad. Como en el caso del Mahatma Gandhi: la idea de la India libre e independiente ya existía, desde años atrás, pero, hasta la llegada de Gandhi, no hubo quien pudiera convocar y unir al país para volverla realidad; en este caso, la No Violencia y la estatura moral de Gandhi fueron las condiciones necesarias, que él aportó, para fortalecer el propósito y así, finalmente, doblegar la voluntad y arrogancia del Imperio Británico.
A veces el propósito necesita evolucionar, necesita de un líder que lo haga madurar, como en el caso de Nelson Mandela en Suráfrica, quien tomó la lucha por la liberación e igualdad y la transformó en el concepto de la Nación del Arco Iris, que se constituyó el centro de la reconciliación de su país.
Otras veces el propósito necesita de alguien que pueda darle forma, explicándolo y ejemplificándolo, para inspirar, como en el caso de Martin Luther King quien, a través de su famoso discurso “Tengo un Sueño”[1], dado en Agosto de 1963 en el marco de la Marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad, construyó un futuro diferente en el imaginario colectivo, el futuro de una nación sin discriminación, y a partir de ello creo la conciencia que necesitaba Estados Unidos para volver los Derechos Civiles una realidad.
La principal prueba de que este liderazgo existe es que estas personas que mencionamos como ejemplo tuvieron seguidores; de hecho fueron seguidas por multitudes, multitudes que encontraron, gracias a ellos, algo en qué creer y un camino para actuar.
Caben entonces dos preguntas:
- Significa esto que las personas queremos seguir a grandes líderes, hacer parte de causas importantes, ser parte de algo determinante que genere contribuciones relevantes que cambien el mundo?, o
- Significa que queremos que nuestras causas sean importantes, que lo que hacemos sea relevante, y que nuestras acciones hagan una diferencia?
La respuesta a ambas preguntas es sí, porque en ambos casos se está en busca de sentido. El líder que lidera desde el propósito lo hace porque busca sentido para sí mismo, para lo que hace, para lo que vive, para su propia existencia, y en ese proceso, entrega un propósito a los demás, dejando que éste (el propósito) lo trascienda, dando con ello sentido a la vida de otros. Es un concepto simple, solo que hay que entender que no todas las personas nacieron para liderar (muchos ni siquiera desean hacerlo), y por eso algunos encuentran sentido en el seguir.
Estos ejemplos muestran cómo es cierto que un líder que lidera desde el propósito puede transformar naciones enteras, pero, ¿se aplica esto para organizaciones?, ¿es posible transformar una organización en una entidad viva liderada desde el propósito? «Sí por supuesto”, solo requiere aportar el liderazgo apropiado, aquel que hace visible un propósito al cual se pueda aspirar y crea las condiciones necesarias para vivirlo.
Es necesario responder entonces a la siguiente pregunta: ¿cuáles son esas condiciones necesarias, que ayudan a que el propósito se materialice?
La respuesta es simple: son aquellas que visibilizan y fortalecen el propósito y aquellas que eliminan obstáculos para que la gente de la organización le encuentre sentido y pueda alinearse con él. Esto implica un trabajo intenso del líder sobre sí mismo y sobre la organización, un trabajo que abarca siete pasos:
- Declarar el Propósito
- Creer, Vivir y ejemplificar el Propósito
- Revisar y Transformar Paradigmas
- Impulsar Valores Coherentes
- Construir una comunicación consiente
- Implementar un control diferente
- Acercar la Organización a la Gente
Al dar estos pasos, se tendrá una organización liderada desde el propósito, y entonces sucede que, como dice mi gran amigo Alberto Merlano[2], “Cuando se lidera desde el propósito, las organizaciones se lideran Solas”.
[1] El lector podrá encontrar el discurso en los siguientes vínculos: Video: https://youtu.be/jFS6x7xej1w ; Texto:http://www.elmundo.es/especiales/2013/internacional/martin-luther-king/texto-integro.html
[2] Alberto Merlano Alcocer, Administrador de Negocios de EAFIT. MBA Universidad del Valle. Consultor en Administración a Escala Humana con énfasis en Manejo de Conflictos desde el SER. Profesor de las Facultades de Administración de la Universidad de los Andes de Bogotá y de la Universidad del Norte de Barranquilla. Alberto ha sido vicepresidente de Gestión Humana de Ecopetrol durante 12 años y en dos ocasiones Gerente General de la Empresa de Acueducto de Bogotá.
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