Liderazgo y Estrategia

La Planeación Estratégica no ha muerto, pero quizás esté siendo malentendida

Por Carlos Francisco Restrepo P

La Planeación Estratégica no se trata de adivinar el futuro de una organización, pero sí de definir su rumbo, es decir, un marco general que delimita y orienta su esfuerzo estratégico.  Y esto es fundamental, pues si una organización no sabe a dónde va, no puede definir cómo avanzar y llegar allí; cualquier avance que realice podría realmente ser un retroceso; no podrá enfocar su energía; se volverá reactiva y se concentrará en lo urgente y ruidoso, pues ni siquiera sabrá qué es lo importante.

La Planeación Estratégica no implica anticipar las decisiones que la organización tomará en el futuro, pero si es reflexionar activamente sobre el futuro.  Por ende, no se trata de definir las rutas a recorrer o las acciones a realizar para crecer, afianzarse, conquistar, avanzar o cumplir con su objeto social y lograr los resultados que necesita/desea alcanzar en los siguientes años, o décadas. En mi parecer tal idea resulta un poco absurda, pues el nivel de incertidumbre sería demasiado alto, ya que el entorno no es estático y la competencia no es pasiva, así que cualquier supuesto que se hubiere contemplado respecto de una determinada ruta de acción, cualquier apuesta que se hiciere respecto de lo que se cree que va a pasar si elegimos un camino particular, podría no tener suficiente sustento, por tanto, perder valor rápidamente. Y esto se da, principalmente, porque no podemos anticipar todo lo que va a suceder, ello requeriría de un vidente, o tendría que construirse a partir de interpretaciones del entorno y de la realidad que probablemente estén incompletas (pues hay demasiadas variables en juego y demasiados cambios en movimiento) y además podrían estar un tanto sesgadas, pues están mediadas por nuestras ideas y prejuicios y por nuestra propia y particular manera de ver el mundo.

Sin embargo, planear estratégicamente si implica que se deben definir cuáles son los resultados deseados en un determinado periodo de tiempo, y, a partir de ello fijar las metas concretas que establecen con claridad qué es lo que se quiere y se debe lograr. Es decir, la Planeación Estratégica está más en el campo de los “qué”, que en el campo de los “cómo”.

Inteligencia Artesanal

Por Carlos Francisco Restrepo P

La esencia del artesano es la transformación, y es un maestro en ello. Toma algo simple y lo convierte en algo único, toma algo ordinario y lo hace extraordinario.

El artesano tiene paciencia, pone atención al detalle, crea belleza y emula la belleza, imprimiendo en cada creación su pasión, habilidad y la sabiduría de su oficio.  Es recursivo pues crea desde sus limitaciones, así como desde sus fortalezas, y lo hace a partir de lo que hay, de lo que encuentra, de lo que busca, de lo que le llega o de lo que otros desechan. Usa lo que le fue enseñado, lo que ha aprendido a partir de su experiencia, lo que ha visto, lo que recuerda, lo que imagina, lo que interpreta, lo que cree, lo que piensa, lo que sueña, lo que siente. Se inspira en lo que le rodea, en lo que está lejos, en lo que ya no está, en lo que es, en lo que no es, en lo que fue y en lo que puede ser, dilucidando múltiples posibilidades y viendo lo que otros no ven.

Cuando trabaja, su creatividad fluye, porque está dispuesto a entregar su ser, a expresar su identidad y cuestionarla, a desnudar su esencia y a hacerlo sin tapujos, porque está dispuesto a aprender, explorar, innovar, inventar, intentar y fallar, a crecer, a cambiar, a evolucionar e incluso a abandonar, retroceder e involucionar. 

El resultado puede transformar un espacio, llenarlo, darle brillo y vida, infundirle sentido, color y emoción, trasmitir carácter, identidad y valor, capturar la atención, inspirar, confrontar, cuestionar.

En fin, todo artesano es un artista y todo artista es a la vez un artesano.

¿Podría una definición como ésta aplicarse a la Inteligencia Artificial?  Yo diría que no. Sin querer polemizar me resulta claro que la Inteligencia Artificial es otra cosa: Interesante, inquietante, poderosa, útil, atractiva, pero otra cosa.

¿Por qué inquietante?

Contextualizando el Contexto

Por Carlos Francisco Restrepo P

Hacia finales de 2018 se hizo viral un experimento[1] realizado por una conocida cadena de venta de zapatos de bajo costo, en el que se invitó a un grupo de reconocidos influencers[2] de moda a la inauguración de una nueva tienda de zapatos de diseñador. Aún cuando se trataba de una marca ficticia, los zapatos eran básicamente los mismos que venden en las tiendas de bajo costo; sin embargo, el ambiente y la decoración de la tienda daban una sensación de gran lujo y exclusividad.

Basta decir que los invitados cayeron en la trampa de las apariencias, por lo que se mostraron deslumbrados y estuvieron dispuestos a pagar cifras muchas veces más altas por los zapatos exhibidos, que el costo por el que los hubieran podido adquirir en las tiendas reales de la empresa que realizó el experimento.

Y es que no es lo mismo Dinamarca que Cundinamarca, como dice un reconocido comentarista radial Colombiano[3], quien, al decirlo, nos presenta ante la idea de que el contexto importa y debe ser considerado. E importa, porque afecta el significado de las cosas o su valor.

Estructura Organizacional: Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar

Por Carlos Francisco Restrepo P

Empiezo con una afirmación: Aun la mejor estrategia será inefectiva si no se cuenta con la estructura necesaria para llevarla a cabo. O, dicho de otra manera, una gran estrategia adquiere su real valor cuando la organización se prepara y distribuye sus componentes de la forma adecuada para implementarla.

Y es que cualquier organización o empresa es en esencia un sistema social, semejante a un ser viviente, conformado por diferentes subsistemas, a la vez constituidos por elementos interdependientes, que se mantienen en constante interacción para producir unos determinados resultados.  Entre estos subsistemas quiero destacar el Direccionamiento, los Procesos y la Estructura Organizacional.

El Direccionamiento, como subsistema primario, es la base fundamental o cimiento sobre el que se desarrollan los resultados de una organización, así como su mejoramiento y sostenibilidad, pues establece y precisa su esencia y lo que se espera de ella, dando rumbo y sentido a su actuar. El direccionamiento, tiene un carácter estratégico en la medida que expresa, de forma amplia, las intenciones y aspiraciones más altas de la organización. Si bien habla del futuro, no es mera filosofía, pues busca orientar la acción, por ello, el direccionamiento debe conectarse con la realidad y se aterriza a través de la Estrategia, que incluye la definición de nichos, tácticas e iniciativas, así como renuncias, generando lineamientos de acción y una ruta de trabajo muy concreta a través de la cual la organización puede alcanzar sus fines misionales.

Ahora bien, en la medida que la estrategia plantea unos énfasis particulares y unas apuestas específicas y su ejecución plantea unos determinados desafíos, debe asegurarse que la organización sea capaz de responder a tales retos.

La planeación participativa, estrategia para el empoderamiento de la organización

Por Carlos Francisco Restrepo P

“La Estrategia es la base fundamental o columna vertebral para el desempeño, el desarrollo y la sostenibilidad de una organización, es base para el gobierno y la dirección de la organización y se convierte en el referente, para orientar y alinear los esfuerzos de quienes la componen.

Si bien una gran estrategia sale de la mente de un gran estratega, este se enriquece significativamente cuando hace partícipe del proceso a su gente”.

Fueron estas, más o menos, las palabras de un profesor que dirigió un seminario sobre estrategia, dirigido a propietarios de empresas, en el que participé hace algunos años.

¡La estrategia de la organización es mi responsabilidad, y de la junta directiva!  ¿por qué habríamos de delegar ese derecho a la gente de la organización?, ¿qué saben ellos de estrategia? Intervino en tono pausado, pero inquisidor, uno de los participantes del seminario.

-Por supuesto es una pregunta legítima-, pensé, trayendo a colación mi rol dentro de mi recién creada empresa, así que con total interés centré mi atención en la respuesta del profesor.

¿Por qué siente usted que hacer partícipes a personas de la organización en el proceso de planeación es delegar la responsabilidad de la estrategia? Contestó el profesor. El silencio de todos los participantes dio por hecho que la respuesta fue suficientemente clara y contundente como para que nadie más preguntara, así que el profesor siguió con su programa sin dar más explicación ni profundizar en este tema.