
Para Juana, la directora administrativa de la empresa, Mauricio había sido el mejor trabajador en su equipo. Tenía una gran actitud y era fácil comunicarse con él, nunca estaba atrasado con los trámites a su cargo, nunca se equivocaba con el registro de información en el ERP de la empresa y siempre estaba dispuesto a ayudar a sus compañeros, lo cual iba desde explicarles cómo aplicar alguna función para la realización de un determinado paso en algún procedimiento en el sistema o para desentrabar algún trámite enredoso, hasta corregir un error que alguien más hubiera cometido.
Así que era el único en quien confiaba para entrenar a los nuevos en el uso del ERP SAP R3.
Pero todo cambió desde que la Empresa anunció que modificaría la versión del ERP a S/4Hanna. Casi de inmediato Mauricio comenzó a negarse a compartir información y se mostraba muy poco colaborativo en las reuniones. Su actitud dio un giro de 180 grados, notándosele ensimismado, malhumorado y distraído y, además, ponía en duda todo lo que se decía del S4/Hanna. Lo peor es que el comportamiento y la actitud de Mauricio, parecían tener un efecto negativo en las personas a su alrededor, quienes también empezaron a resistirse al proceso de cambio.
El tema surgió durante una reunión con la gente del área de informática. Ellos lo minimizaron y dijeron a Juana que no debía preocuparse, que era normal que en este tipo de procesos se generaran resistencias, pero, a menudo se eliminaban en la medida que se fuera avanzando con el plan de Gestión del Cambio que acompañaría la implementación de la nueva herramienta.
No del todo convencida, Juana pensó que era momento de hablar con Mauricio.



