La culpa es de la Inercia

Por Carlos Francisco Restrepo P

inercia

¿Qué fue lo que hizo que no alcanzara a frenar mi carro y me estrellara camino a Medellín quince días antes de mi matrimonio cuando iba con mi entonces novia y actual esposa a la prueba de su vestido? ¡La inoportuna inercia!

¿Qué fue lo que dificultó tremendamente que pudiera mover mi carro cuando me varé por gasolina y tuve que empujarlo 300 metros hasta la estación de servicio? ¡La pesada inercia!

¿Qué es lo que hizo que mi esposa se bajara de un color verdoso de las tazas locas cuando fuimos al parque de diversiones porque su estómago se movió de un lado al otro a lo largo de los 5 minutos de duración del juego? ¡La mareadora inercia!

La inercia es esa tendencia que tienen los cuerpos físicos de mantener su estado, de reposo o movimiento rectilíneo uniforme, mientras no exista una fuerza que actúe sobre ella. Sin embargo he descubierto, y creo que debería patentarlo, que no aplica solamente al campo de la física porque….

  • Qué es lo que activa mi piloto automático cuando estoy conduciendo y termino llegando a un lugar distinto al que me dirigía. La bromista inercia.
  • Qué es lo que hace que se peguen las cobijas y cueste trabajo levantarse más temprano en las mañanas? La testaruda inercia
  • Que es lo que hace que un matrimonio caiga en la rutina? La malintencionada inercia.

Inoportuna, pesada, mareadora, bromista, testaruda y mailintencionada, así es la inercia. Pero además es opositora. Si opositora, pues es la inercia la que se ha opuesto a cada cambio que he intentado hacer en la vida, cuando trato de comer menos, o hacer ejercicio, o moderar mi vocabulario, o cuando intento ahorrar agua a la hora del baño, o cuando necesito poner más atención a los detalles, o dejar de lado el celular cuando estoy atendiendo clientes, o planificar mejor mi trabajo, o racionalizar el uso del papel, o usar una nueva plataforma tecnológica, o cumplir con nuevos procedimientos, o cambiar mis rutinas, siempre, siempre, siempre, aparece la inercia. Y he notado que no solo ocurre conmigo, sino con todos los que conozco, y ocurre en cualquier cambio que se quiera hacer de forma intencional, sea de una persona, o al interior de una familia, o en una comunidad, o en una organización, siempre aparece y aparece, generando oposición, como si esa fuera su razón de ser, como si para ello se hubiera preparado por años.

Y tiene estrategia ésta poco amable inercia, la estrategia de la rutina, la estrategia de automatizar muchos aspectos de nuestro comportamiento, la estrategia de mostrarse como algo necesario, como un mecanismo de supervivencia en un mundo lleno de ocupaciones. Entre menos tiempo tenemos para nosotros mismos, más la inercia aparece como una salvación, pues se acomoda bien en nuestro horario al dirigir nuestra acciones, y nos ayuda a hacer algunas cosas cuando estamos distraídos, por ejemplo es muy buena llevando el carro entre la casa y la oficina, nos da algo de tiempo para pensar, nos facilita realizar otras acciones, y llegamos a nuestro destino sin contratiempos.

CambiosPero no hay que engañarse, la inercia no busca ayudarnos, su mayor felicidad es mantener el statu quo, le encanta la zona de confort, y hacernos creer que hacer las cosas como siempre se han hecho es la manera más fácil de hacerlas, y la mejor. Por ello frente a un cambio, su tarea es producir una sensación de que éste no es posible, o que es muy difícil, y en tal medida hace que afloren sentimientos negativos, da sentido de frustración, y a partir de ello, hace que perdamos el control de nuestros actos y poco a poco mina nuestra actitud y cambia nuestra percepción, hasta que, por mera imposibilidad, abandonemos la intención de cambiar. Y lo peor es que esta sensación es sumamente contagiosa, se prende como bacteria, atrae más que pan caliente y se esparce como gas.

Trancon de CobijasPero no nos engañemos, no solo es oposición por su propia naturaleza (como ley de la física), sino también por la nuestra, porque la usamos como excusa, ya que en la mayoría de los casos, no es la inercia la causa de los problemas, somos nosotros mismos: No fue la inercia la causa de que me chocara en mi viaje a Medellín, fue mi error al elegir la ruta equivocada y al no ir más despacio; No fue la inercia la causa de que tuviera que mover mi auto hasta la estación de gasolina, fue el hecho de no haber llenado el tanque a tiempo; No es la inercia la que activa el piloto automático para que termine llevándome a un lugar al que no me dirigía, es mi distracción; No es la inercia la que permite que los matrimonios lleguen a la rutina, son la falta de intención y la falta de creatividad; No es la inercia la que hace que se peguen las cobijas, es la pereza.

La inercia es real, está allí, se esconde pero está latente y, como hemos dicho, está siempre dispuesta a hacer oposición, pero solo si la dejamos, y nadie es más responsable de permitirle entrar que uno mismo.

Hay que romper la inercia para que no domine nuestra vida y no se oponga a los cambios que queremos y necesitamos hacer. Por eso, al igual que en la física, romper la inercia necesita una fuerza contraria y constante, y en nuestro caso, esa fuerza somos nosotros mismos; hay que romperla haciéndonos conscientes de ella, poniendo una buena actitud, fuerza de voluntad y mucha disciplina.

También se vale tener un poco de ayuda, y por supuesto ayudar a quienes intentan hacer un cambio, y en tal sentido, para ayudar a vencer a este monstruo escondido hay varias ideas que pueden resultar útiles:

check list

  1. Ponerle en evidencia. No hay nada que moleste más a la inercia que sacarla de su escondite y mostrarle al mundo lo que hace. Implica observación, implica ser capaces de reconocer donde se esconde.
  2. Definir con claridad lo que hay que hacer y dejar de hacer: Significa que al definir el cambio hay que saber cuáles son las acciones que lo reflejan, y también hay que saber qué es lo que no se quiere, que es lo que se debe dejar de hacer. Así al concientizar sobre las acciones y comportamientos que deben dejarse es más fácil reconocerlos cuando la inercia los hace presentes.
  3. Alentar el cambio. Significa dar mensajes de aliento, de motivación y recordación para que las personas mantengan en alto la intención de cambio y el empeño que vencer la inercia requiere. Pero también para que no sean tan duros consigo mismos a la hora de cometer errores y que aprendan de ellos, burlándose de sí mismos cuando la inercia aparece, para mantener siempre una actitud optimista respecto del cambio.
  4. Hacer evidentes y celebrar las pequeñas victorias. Significa resaltar aquellos pequeños cambios (los propios o los de otros) que implican logros sobre la inercia, porque los grandes cambios se construyen a partir de pequeños cambios. Esto da sensación de logro, pone en evidencia que la inercia puede ser vencida y refuerza la percepción de que un gran cambio es posible.

Pero más que todo esto hay que ser constantes y persistentes, insistir todo el tiempo que sea posible, pues la inercia a veces se hace la muerta, se sumerge en un estado catatónico o de letargo antes de irse, esperando la mínima oportunidad de reaparecer, y cuando lo hace aparece con gran fuerza como un terremoto que destruye todo lo logrado.

Ojala la inercia siga siendo una ley de la física, pero nunca llegue a ser ley de la condición humana, sin embargo, solo somos humanos, y en nuestra imperfección es normal que cometamos errores y que nos distraigamos, e incluso que a veces tengamos pereza, o perdamos de vista los propósitos que nos trazamos, y seguramente allí aparecerá la inercia, pero, si aprendemos a reconocerla, podremos combatirla, al fin de cuentas, no hay que ser tan duros con nosotros mismos.

8 comentarios

Alberto Merlano

Tienes el don de expresarte por escrito no solo con claridad, sino en forma muy amena. La inercia también puede ser una fuerza muy positiva. Los orientales lo llaman Ley del menor esfuerzo, traducida como la forma de lograr un cambio en un sistema mediante la mínima perturbación de las fuerzas que determinan su inercia. En el campo personal implica construir sobre nuestras fuerzas y no sobre nuestras debilidades, siguiendo la corriente existencial que en nosotros nos conduce a ser lo que potencialmente somos. Como todo en la vida, no hay positivo sin negativo ni negativo sin positivo. Las cosas son y depende de nosotros escoger que deseamos manifestar. Tanto lo que consideramos positivo como lo que vemos como negativo tiende a seguir en movimiento hasta que se agote el impulso inicial, salvo que se continúe empujando.

Carlos marquez

Casi que se vuelve como la parálisis por análisis

José Gregorio Aguilera

Muy buen artículo.

En tiempos de transformación es imperativo desaprender, cambiar costumbres para modificar hábitos, y así propiciar el cambio de cultura…en diferentes ámbitos de nuestras vidas.

Carolina Hernández

Es interesante redefinir conceptos, la perspectiva se puede volver nuestra zona segura…

Francisco Rebolledo M.

Como en la física la inercia es alterada por fuerzas externas, en nuestra vida vencer la inercia significa vencer nuestro entorno. Muy buen y certero artículo, Carlos F.

Adriana Lucia Falla L.

Excelente, nos hace reflexionar sobre las cosas sutiles que son en muchos casos las que no permiten avanzar en el cambio personal y/o organizacional

Margarita Ramírez

Excelente reflexión!!!

Gloria Patricia Arboleda Posada

Que bien, siempre conociendo las actitudes y resistencia al cambio que son diversas y obstaculizadoras nunca había asimilado tal reacción con la inercia y es cierto, existe y como existe nos excusamos para no sentirnos del todo culpable. Excelente articulo.

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