Bendita Gratitud

Por Carlos Francisco Restrepo P

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“Se agradecido, ¿cómo se dice?” me insistía mi mamá de pequeño, y aún me insiste, y yo le insisto a mis hijos, cada vez que alguien les da un regalo, les hace un favor o es amable con ellos.  Y lo hemos hecho para que aprendan a tener cortesía, pero sobre todo para enseñar el concepto de la gratitud.

Sin embargo no es exactamente igual dar gracias que ser agradecido, pues la gratitud es algo más profundo, mucho más grande que dar las gracias. Es decir, se puede dar las gracias, sin ser agradecido, pero dar las gracias es un buen comienzo.

Para entender la profundidad de la que hablo me apoyo en un antiguo refrán hebreo que dice: «El que da, no debe volver a acordarse; pero el que recibe nunca debe olvidar»; a su vez, un tradicional proverbio chino señala: «Cuando bebas agua, recuerda la fuente».  Ambos se refieren a la gratitud y la relacionan con recordar, pero además en ambos aparece implícito el concepto de la reciprocidad, aunque en realidad no se debe nada, pues lo que se entregó se dio con libertad y generosidad.  Entonces, ¿hablar de gratitud es hablar de memoria?, ¿es hablar de reciprocidad o justicia?, ¿o es algo más?

ciceronAl referirse al tema, Cicerón[1] afirmó: “la gratitud no es solo la mayor de las virtudes, sino la madre de todas las demás”. ¿Virtud entonces?

Para no complicar más las cosas con profundidad filosófica, y en busca de simplificar la idea, acudo a Fonseca, nuestro cantante colombiano quien, con gran profundidad y belleza, nos describe esta virtud, en su canción Gratitud, de la cual resalto los siguientes apartes:

Hoy siento gratitud por el tiempo vivido
Por la memoria y también por el olvido
Hoy siento gratitud por los días de fiesta
Por las que ya pasaron y por las que hasta ahora comienzan

Por mi familia y mi tierra
Que me dieron los principios
Por este amor que nació desde niño
Hoy me siento agradecido

Gracias porque hoy quiero cantar
Quiero gritar de alegría
Gracias por darme la amistad
Y por los grandes amigos

Resulta claro entonces, que el agradecido sabe que es mejor un poquito que nada, sabe que es mejor tarde que nunca, celebra porque encuentra razones para ello y tiene esperanza por el futuro.

Siento que, como en la canción, las personas que ven con gratitud lo que han vivido, casi siempre llenan los espacios con alegría y buena energía, y me resulta agradable estar con ellas. Suelen tener buenas historias para compartir, y suelen tener un talante feliz, se ve que su vida está llena.

Por supuesto al observarlas siempre cabe preguntarse cuál es el orden de las cosas. ¿Son agradecidas porque les ha ido bien? o, ¿les ha ido bien porque son agradecidas? Me parece que no es un secreto que muchas personas con gran éxito, son incapaces de ver todo lo bueno que tienen, lo que pueden hacer y lo que han logrado, y muchos de ellos acuden a terapias de todo tipo pues, a pesar de todo lo que tienen, parecen sentir un inmenso vacío; por supuesto que no es una regla general. Pero también, en el extremo contrario, son incontables los testimonios de personas que, aún viviendo carencias o enormes dificultades, grandes pérdidas o terribles enfermedades, ven lo que han vivido como algo valioso, incluso necesario y que les trajo importantes aprendizajes o una gran riqueza interior.  Claramente la gratitud no está relacionada con el tener, el lograr o el poder hacer, aunque no lo excluye.

Lo que pasa es que la gratitud fija su atención en lo bueno y positivo (de las situaciones, de las personas o de lo vivido), y en el momento de evaluar una determinada situación, pone en una balanza lo positivo, junto con aquello que pudiera considerarse negativo de la situación, logrando una evaluación en contexto, más integral y objetiva.

tormentaNo quiero que se entienda que la gratitud ignora u oculta los problemas, los errores, o las ofensas recibidas, ni tampoco que quien la tiene no sienta angustia, estres, tristeza, o preocupación por las diferentes situaciones que enfrenta en la cotidianidad, pero es un hecho que la gratitud facilita superar el enojo y perdonar, (a uno mismo, a los demás, e incluso a la vida misma), a la vez ayuda a mitigar el dolor de una pérdida, pues se concentra en los buenos recuerdos, así que se convierte en una gran aliada a la hora de superar situaciones difíciles y obtener aprendizajes de estas. Pienso que la gratitud es el ingrediente principal de la resiliencia.

Tenía razón Cicerón, sin duda alguna la gratitud es una gran virtud.

Un visión adicional: Tuve la oportunidad de escuchar una excelente conferencia de Yokoi Kenji Diaz[2], de la que me quedó rondando una idea: Para progresar se necesita de la inconformidad, pero solo hay progreso si está acompañada de gratitud. Al escucharlo estuve parcialmente de cuerdo, pues el propósito de vida, se encuentra en esa búsqueda que nace de la inconformidad, de querer hacer a diferencia, de no vivir en vano. Pero me quedó la duda de ¿cómo en el progreso juega la gratitud?

Al reflexionarlo empezaron a llegar nuevas ideas y nuevas preguntas, y de este ejercicio surgió un modelo que permite explicar la relación entre gratitud e inconformidad y sus consecuencias, el cual presento en la siguiente figura y procedo a explicar:

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Como se ve, el primer cuadrante es el de la sumisión. La carencia de gratitud y de inconformidad significa que no hay amor propio, no hay buenos recuerdos, ni razones para la alegría. Sin amor propio no hay motivación para avanzar hacia el futuro, y por tanto no se es dueño de la propia vida, es decir, todo lo que acontece es fruto del miedo, de la desesperación, o de las decisiones de otros. Por ello se llega a la ausencia de significado, a la sumisión y al vencimiento, es decir a la esclavitud o al vacío existencial.

El cuadrante II es el espacio de la gratitud última, aquella a la que llegan los que tienen mucho por agradecer y están totalmente conformes y satisfechos, porque han recorrido un camino que les ha permitido alcanzar sus metas y cumplir con su proyecto de vida. A este cuadrante se suele llegar en la vejez, luego de haber vivido mucho y poder ver en perspectiva lo vivido; también se puede transitar en el por momentos, por ejemplo, cuando logramos alcanzar metas importantes o cumplimos con algunas de nuestras aspiraciones más significativas.

En el contexto organizacional este es el cuadrante de la mentoría, donde los profesionales senior, mayores y con una amplia experiencia, y con su situación económica resuelta, están dispuestas a entregar su conocimiento, de hecho quieren hacerlo, sin esperar nada a cambio, pero sin involucrarse en la toma de decisiones, ni en la solución de problemas; por supuesto que debe ser bueno llegar allí.

No obstante, la gratitud, sin inconformidad, y sin un propósito por cumplir, o algo que aportar, podría ser problemática, pues puede conllevar a la abnegación, que más que aceptación de la situación actual podría significar inacción. También puede llevar a la lealtad ciega, aquella, en la que las personas con un alto grado de gratitud hacia otro, pero sin proyecto de vida propio, siguen fanáticamente a ese otro porque ello le da significado a su existencia, haciendo aquello que les pidan, trasgrediendo valores, leyes o límites sin siquiera cuestionarlo.

El tercer cuadrante es el de la inconformidad sin gratitud. Esta combinación es peligrosa pues produce rencor (que no es otra cosa que dolor y rabia acumulados), y lleva a la frustración, haciendo que una persona se torne reaccionaria o agresiva. También lleva al perfeccionismo extremo, donde se pierde la capacidad de ver lo bueno. Así, la persona se mantendrá en el campo de la crítica, todo le parecerá incómodo, incompleto, inadecuado, imperfecto y nadie le dará la talla, pero tampoco propondrá soluciones y mucho menos se involucrará en ellas.

En este cuadrante se ubican los dictadores, así mismo los jefes déspotas y los líderes destructores, aquellos que imponen, que acaban con la motivación de sus subalternos, o gestionan desde el miedo, y dañan el ambiente laboral, aquellos que toman el crédito por los aciertos y culpan a los demás por los fracasos.

Por último, llegamos al cuadrante IV, el del desarrollo y el cambio, donde hay inconformidad y a la vez hay gratitud. Esta combinación, tal y como lo mencionó Yokoi Kenji, promueve el potencial humano, empezando por uno mismo, y de allí a los demás, y desde el potencial humano se impulsa el desarrollo. La razón es que la inconformidad le agrega racionalidad a la gratitud, y a su vez la gratitud le añade objetividad a la inconformidad. Por ello, quienes están allí pueden usar todo lo que aprendieron y todos los recursos con los que cuentan, porque los ven y los valoran, y pueden construir sobre lo construido, porque entienden que el camino hacia el futuro está en construcción y aún hay mucho por lograr.

En el cuarto cuadrante se intensifica la búsqueda del propósito y la intención de cumplir con el proyecto de vida; se quiere dejar un legado. Quien está en allí, sabe que cambiar el mundo no es ir en contra del sistema, ni tampoco aceptar que las cosas como están, están bien. Ve los problemas, y quiere cambiarlos, pero entiende que cambiar el mundo es ser mejor que el sistema, ser ejemplo de lo que el sistema debería ser. Genera propuestas de solución y participa activamente de ellas, entiende, como lo decía Gandhi, que debe “Ser uno el cambio que quiere para el mundo”. Por ello es en este cuadrante donde se ubican los grandes líderes, aquellos que transforman, para bien, la realidad.

Como se puede ver, la gratitud tiene un gran poder, y que hay una relación íntima entre ella y lo que podríamos llamar un liderazgo transformador.

Por todo lo expuesto es que quiero que la gratitud haga parte de mí y quiero ser inconforme también, y cada día ver oportunidades para mejorar y aportar a un mundo mejor. Por ello debo reconocer a quienes me han ayudado, a quienes han confiado en mí, o me han exigido ser mejor; quiero agradecer a mis maestros y también a mis contradictores (que han sido maestros también), por darme la oportunidad de aprender y reflexionar.

Quiero agradecerle a la vida por darme tanto y tan generosamente, y también por lo que me ha quitado; por las victorias y los tropiezos, por los recuerdos, por las alegrías y por las angustias, las tristezas y las dificultades, porque gracias a ello se ha forjado mi carácter, gracias a ello he descubierto mi razón de ser, mi propósito, y he adquirido la convicción de seguirlo. Gracias a lo vivido ha aumentado mi capacidad de soñar, y me he fortalecido para afrontar los retos del futuro.

caminanteQuiero seguir caminando y cuando envejezca, poder decir que he tenido una vida buena, y si llega el momento en que me duela cada músculo y cada hueso sea porque los he usado con intensidad, y si mi mirada llega a estar borrosa sea porque haya valido la pena todo lo que vi, y si mi corazón llega a estar débil, sea porque lo entregué al cumplimiento de mi propósito.

Como diría Gustavo Cerati[3], «Gracias Totales»


[1] Marco Tulio Cicerón (106 a.C. – 43 a.C.), escritor, orador y político romano

[2] Empresario y conferencista Colombo Japonés, fundador de la Fundación turismo con Propósito.

[3] Gustavo Cerati (1959- 2014), músico, cantautor, compositor y productor discográfico argentino, fundador del grupo Soda Stereo

4 comentarios

Alberto Merlano

No se si te percatas de ello, pero eres un hombre sabio. Lo digo basándome en la recomendación bíblica de evaluar el árbol por sus frutos. Sólo un hombre sabio puede escribir como tú escribes.
El que no agradece lo que tiene por querer lo que no tiene, corre el riesgo de perder lo que tiene.
Lograr un equilibrio entre aceptación y cambio es uno de los grandes desafíos de la vida humana. Qué hemos de aceptar, que hemos de intentar cambiar y cómo conocer la respuesta, es la esencia de la célebre oración atribuida a Francisco de Asís.
La aceptación de lo que no nos es posible modificar o no queremos hacerlo, es una poderosa herramienta terapéutica, de hecho cualquier cambio comienza allí, desde la ACEPTACIÓN. Para conocer que he de aceptar y que es posible cambiar, el conocido maestro espiritual de origen bogotano, ya fallecido, Gerardo Schmedling, recomendaba consultarle al UNIVERSO, intentando modificar lo que nos molesta un mínimo de tres veces y no más de siete.
El cambio también puede ser visto como evolución, como transformación de lo que queremos modificar en algo superior que trasciende e integra en un nuevo estadio, aquello que modificamos. En este sentido no hay ruptura, sino evolución permanente. Lo nuevo de hoy será lo viejo mañana. Todo evoluciona en el UNIVERSO, incluso las ideas. Respetar y agradecer el PRESENTE es clave para construir con AMOR un futuro diferente. Tal vez esto fue lo que quiso decir Einstein cuando habló de haberse parado sobre hombros de gigantes, para ver lo que ellos no alcanzaron a ver.

Miguel Angel Correa Correa

Agradezco el que la vida nos haya cruzado en el camino y que en éste, nos ha permitido a muchos que te conocemos, que nos compartieras tus ideas y muy interesantes y profundos pensamientos.

Ellos, nos han permitido también crecer y a nuestro estilo, muy probablemente tratar de aportar, servir y entregar. Por ello, muchas gracias.

Rodrigo Toro

Me parece excelente el concepto de la gratitud y en tanto que leía este material, me transportaba automáticamente al concepto de servicio al cliente. Mas que la fidelidad de los clientes, lo cual es un concepto bastante complicado de aplicar a nivel comercial, me adhiero mas al concepto de gratitud. Un cliente vuelve a su empresa o recompra su marca, no porque le es fiel, sino porque le ha quedado agradecido ya sea por el servicio o por la solución a su necesidad.

Hayleen Albornoz

Que reflexiones tan interesantes y que sabiduría, el concepto de gratitud es hermoso y estoy convencida de que si las personas en el mundo, entendiéramos con claridad el alcance y verdadero significado del concepto de gratitud, el mundo seria muy distinto. Muchas gracias por compartirmelo.

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